CAT A LA SOBERANÍA E INTEGRIDAD NACIONAL
NO AL ENTREGUISMO
Por: Silvio y Ramiro Guerra Morales
Un pueblo hermanado en contra de toda injusticia tiene el enorme poder, con sus gritos y voces de repudio, con su presencia en las calles y avenidas, de hacer retroceder a los gigantes de toda maldad. Así aconteció con el Tratado Alfaro/Kellog repudiado por la población panameña. En el mes de diciembre de año 1947, históricos para el país, el pueblo panameño, integrado por estudiantes, profesionales, las mujeres, trabajadores, campesinos, todos congregados en un Frente Patriótico, se opuso de manera constante, sin claudicar, a la aprobación por parte de la Asamblea, del ignominioso convenio Filos Hines, celebrado entre el gobierno de la época y los Estados Unidos. Téngase presente que por medio de este convenio se pretendía llenar el territorio nacional de base militares norteamericanas.
Quien quiera revivir la historia, recomendamos la lectura de una obra que grabó los hechos y cada detalle. Se trata de “Influencia Decisiva de la Opinión Pública en el rechazo del Convenio Filós Hines de 1947”, de la autoría de uno de los gestores de la unidad nacional que logró, bajo una sola consigna y una sola bandera, uniformar la protesta nacional encendiendo, en el espíritu de nuestros compatriotas de la época, la llama incandescente de la nacionalidad y del patriotismo.
Nos referimos al profesor David Acosta quien, para ese entonces, fungía como Secretario de la Asociación Federada del Instituto Nacional y quien también junto a los esfuerzos del joven Carlos Calzadilla, para la época miembro prominente del Frente Patriótico de la Juventud y figura pilar y preponderante de las protestas, lograron, con tesón y empeño, con entrega sin condiciones, junto al pueblo hermanado y unido, de verdadero altruismo a la Patria, que se rechazara el ignominioso tratado o convenio. También, en el año 1967, la población panameña rechazó los tratados 3 en 1.
Todo un pueblo devoto a la Patria, como acontece hoy día, hermanado por la sangre del terruño o la tierra que nos vio nacer, logró que los diputados echaran para atrás el convenio en referencia, que de haberse aprobado habría condenado a la sevicia y al servilismo a nuestro territorio y a nuestra población. Habríamos perdido el carácter de nacionales y subyugados por una potencia que nunca nos habría soltado, tal vez, hoy día, estaríamos convertidos en una colonia o en un protectorado de otra nación.
La oligarquía del momento y su gobierno, decían que había que firmar ese convenio de bases, porque según ellos, le significaba mucho dinero al estado y al gobierno. Además, argumentaban que se generarían miles de puestos de trabajo. Siendo estos los mismos argumentos de actualidad frente al contrato ley minero (Ley No.406 de 20 de Octubre de 2023) que entrega a una empresa minera y a otras naciones, nuestras riquezas naturales y nos doblega al servilismo y a la desaparición de nuestra soberanía e integridad territorial.
El movimiento popular y todo el pueblo, categóricamente, supo decir ¡No! al Convenio Filós Hines de 1947. La represión no pudo contener la fuerte ola nacionalista. La dignidad y la soberanía no se podían tasar en dinero. Las mujeres dieron muestras de una unidad sorprendente. Más de diez mil mujeres, de todo el país, vestidas de luto a la patria, salieron a manifestarse.
Lo que sucedió con este nefasto convenio, fue casi similar a cuando se negociaron los Tratados Torrijos- Carter. La oligarquía se oponía a la eliminación de las bases militares. Los mismos argumentos de siempre. Hoy el gobierno se comporta igual a los políticos de esa época. Eso de Patria y Soberanía les resbala. Para nada les importa.
Según el gobierno, First Quantum o Minera Panamá, S.A., es nuestro Chapulín Colorado, pues nos salvarán de toda desgracia o desastre. Desastre creado por los últimos gobiernos y que el actual ha incrementado con sus políticas desacertadas de manejar la economía, lo que nos ha llevado a un endeudamiento terrible y, peor, nada de desarrollo y nada de progreso. Lo anterior agravado por una gestión de la gobernabilidad extremadamente centralista.
Tempranamente, le hemos señalado al gobierno, que esa manera de dirigir el estado, con un tono dictatorial o autocrático, divorciado de los sectores populares, le habría de pasar facturas. Nunca lanzaron puentes con esos sectores. Craso error. La soberbia, por un lado, y, por el otro, un centralismo nada democrático, los aisló, como gobernantes, de la sociedad.
Hoy, penosamente, el gobierno está aislado de esos sectores y mal pueden esperar que a estas alturas de estar ejerciendo el poder político, los sectores populares se les unan. De allí que, como ha acontecido con otros gobernantes, el actual ha quedado prisionero del palacio presidencial y lazarillo de los que se dicen ser de su “círculo cero”.
Los escribanos asesores, a quienes el pueblo contempla como piratas y filibusteros, lo hunden cada vez más en el pantano del descrédito popular. Sin duda alguna, concluimos, que el gobierno cosecha todo aquello que ha sembrado.
El tema minero ha venido a poner, en sobremesa, las contradicciones que han aislado al gobierno. Lo escribimos hace algún tiempo ya, cuando arrancaban a ejercer el poder político, en un artículo de opinión, señalando que hay un hastío de la población. El pueblo se hastió.
De manera que, no vengan ahora con el cuento de que los protagonistas de la lucha social, son izquierdistas, terroristas, anárquicos. Empezando, por nosotros mismos, no lo somos. De ninguna manera. Somos profesionales de objetividad e independencia de criterios. Siempre hemos planteado ideas buenas para nuestro país y para nuestra gente.
Todo lo anterior contrasta con el terrorismo judicial que planteó el Presidente Cortizo en su intervención o mensaje al país de fecha de 24 de los corrientes. El mensaje fue claro: Justicia póngase al servicio de la represión. Y más grave aún, es el hecho de que la Corte Suprema no se dé por aludida.
Con un distinguido jurista conveníamos en que la Corte Suprema no puede aislarse de la crisis actual. Hoy, más que nunca, debe jugar su papel de controlador de la legalidad y constitucionalidad del país. Y debe hacerlo de manera oportuna. Sin embargo, la Corte ahora tiene en sus manos, sendas demandas de inconstitucionalidad que, con celeridad, debe resolver en un término de “inmediatez” y terminar con esta agonía patriótica en clara defensa de nuestro territorio y de nuestros recursos naturales. La Patria estará agradecida. ¡Dios bendiga a la Patria!.