¿Cómo lograr estabilidad financiera desde la juventud?
Administrar adecuadamente el dinero desde temprana edad es la clave para tener finanzas saludables en el presente y futuro, esto significa lograr un equilibrio entre lo que se gana, lo que se gasta, los ahorros y las deudas.
Si bien, la educación financiera debe darse desde la niñez, los especialistas coinciden en que es a partir de los 20 años, aproximadamente, cuando se debe empezar a gestionar el dinero de manera formal y estructurada.
“En el mundo de las finanzas, el tiempo es un factor que juega un papel clave en la construcción del patrimonio. Para tener estabilidad financiera, es esencial que, en la etapa de la juventud, entre los 18 y 25 años, empecemos a definir nuestro plan a nivel personal y financiero, con metas y objetivos concretos”, señaló Vanessa Francisco, Gerente de Productos Pasivos de Scotiabank.
La especialista ofrece una serie de recomendaciones para una adecuada administración de las finanzas personales a partir de los 20 años:
1. Definir las metas financieras: el primer paso para manejar adecuadamente el dinero es definir qué quiero hacer con él, por eso es fundamental, establecer metas a corto, mediano y largo plazo y el periodo de tiempo para concretarlas, por ejemplo:
· Metas a corto plazo: vacaciones (6 meses).
· Metas a mediano plazo: el abono de un vehículo (2 años), estudios (2 años).
· Metas a largo plazo: compra de vivienda propia (10 años), jubilación (40 años).
2. Identificar los ingresos, establecer un plan de gastos y respetar el presupuesto: el presupuesto es una herramienta financiera que permite organizar el dinero -ingresos y egresos-.
Para elaborar un presupuesto, como primer paso, la persona debe conocer el total de sus ingresos y saber de dónde viene el dinero, si son ingresos fijos o variables. Posteriormente, debe realizar una lista de los gastos, priorizando aquellos clasificados como fijos o esenciales.
Cuando se resta el total de los gastos de los ingresos se podrá observar con claridad el estado real de las finanzas personales, de esta manera la persona podrá definir su capacidad de ahorro e inversión o si debe ajustar algunos gastos para tener una mejor salud financiera.
Existen algunas guías que pueden ayudar a las personas a establecer su presupuesto: ver aquí
3. Aprender a ahorrar e invertir y empezar cuanto antes: el ahorro es, simplemente, guardar una cantidad de dinero con el fin de utilizarlo en el corto, mediano o largo plazo para lograr objetivos específicos o para hacer frente a gastos imprevistos. Por su parte, invertir es el proceso en el cual utilizas parte del dinero ahorrado para obtener un beneficio o ganancia futura.
Lo ideal es destinar entre un 10% y un 20% de los ingresos a un plan de ahorro. No obstante, si es imposible destinar este porcentaje, se debe empezar con montos más bajos. Lo más importante es iniciar cuanto antes, ser constante y que los ahorros estén alineados a nuestros objetivos.
4. Iniciar un ahorro para emergencias: “es mejor prevenir que lamentar”. Cuando se destina un porcentaje de los ingresos para crear un ahorro o fondo para emergencias, la persona podrá hacer frente a gastos o situaciones imprevistas sin que se vea afectada su estabilidad financiera.
Lo ideal es crear un fondo que pueda ayudar a cubrir los gastos de la persona por un periodo de tres a seis meses.
5. Educación financiera constante: la educación financiera es una habilidad esencial para la vida. Mantenerse actualizado y aprender constantemente sobre temas financieros y económicos nos permite desarrollar hábitos positivos en relación con el dinero.
Contar con conocimientos básicos sobre productos financieros puede, además, ayudarnos a tomar decisiones futuras fundamentadas, a fin de no afectar nuestra salud financiera.
“Cuando un joven aprende cómo administrar el dinero puede tomar decisiones más informadas e inteligentes para poner a trabajar su dinero con base en sus necesidades y enfocándose en lo realmente importante”, añadió Francisco.