El triunfo de Lula , a la presidencia del Brasil, encoleriza a la derecha en la región y en Brasil sacan el libro golpista.
Por Ramiro Guerra M.
La derecha siempre ha enarbolado la defensa de la democracia electoral , pero cuando pierden unas elecciones, entonces la democracia que defienden, no vale y no sirve. La manifestación de sectores del transporte de cargas, en la historía política de latinoamérica, han servido como tropa de choque para palanquear estados excepcionales implementado golpes militares. No han pasado muchas horas, del triunfo de Lula y su alianza popular - democrática, han pedido a los militares que den un golpe de estado. Lula cierto es de izquierda y no lo niega. El problema no es ese, sino que la derecha, el solo hablar de equidad , reformas fiscales, estado de bienestar social y mayor participación ciudadana, les eriza la piel.
Como entender la victoria de Lula, de Pietro, de Pedro Moreno, de un centro socio popular en el San Salvador, de Fernandez en Argentina, de un Andres Lopez Obrador y del Sr. Boric en Chile, son la expresión de un grave desgastes que enfrenta el neoliberalismo. El llamado patio trasero de los Estados Unidos, su piso muestra rajaduras. Sin embargo, seguimos teniendo gobiernos en la región, que son genuflexos y siguen los díctames de los Estados Unidos. No se trata de no tener relaciones con los Estados Unidos, sino relaciones en un plano de respeto recíproco que implica respeto a nuestra soberanía e independencia. Panamá debe verse en ese espejo. Nada hemos ganado con ser genuflexos y prestarnos, como ha ocurrido para parte de conspiraciones para truncar procesos progresuvos en la región.No olvidamos el chiricazo, que fue un movimiento gestado en Chiriquí, contra Omar Torrijos. Cierto que con los Estados nos une vínculos históricos, pero de allí a conducir la nave del estado,como si somos un protectorado de USA, riñe con nuestra historia de lucha nacional.