EL VERTIGO DE LOS ANGELES
Por: Dra. Edilia Camargo
“¿Cuántos querubines ahogan con Padrenuestros?”
Es Ela Urriola (2019) Presidenta del Capitulo Panamá de Mujeres Filósofas. Catedrática de Filosofía de la Universidad de Panamá. Miembro de la Academia de la lengua. Ganadora en varias ocasiones del Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró. Dedica el poemario a Anthony Venegas y a Michael Rodríguez “porque ellos vencieron el vértigo; al Boston Globe y a sus valientes periodistas, por su excepcional compromiso con la verdad (…) a los sobrevivientes del depredador Karadigma; y a las víctimas de todos los rincones del mundo, a quienes la impunidad de los pederastas continúa cortándole las alas.”
Barbara Cassin, (BC) filósofa y coordinadora de la Asociación Internacional de Mujeres Filósofas auspiciada por la Unesco. La recordaremos en recientes fotos, dándole el brazo a Mario Vargas Llosa al entrar a la Cúpula de la Academia de la Lengua francesa, el pasado 9 de febrero.
Plantea BC con admirable lucidez una espinosa cuestión para la filosofía de hoy. Y los resentimientos que ella provoca. Se trata de la relación “cercanía /lejanía” a tomar en consideración o no, tratándose de conectar o desconectar afinidades u hostilidades; según el caso, o a la disposición como aceptemos o rechacemos cercanías o lejanías con respecto a la filosofía, y al filosofar de un cierto periodismo, poesía, literatura; la música, el teatro, la Bioética. Movimientos sociales y artísticos.
Ela Urriola entra en la poesía, armada de un entrenamiento casi visceral. No es necesario hacer tanta bulla para mostrar el compromiso que tenemos todos/as, con un futuro. Que no se ve y que puede resultarnos tan incierto como tenebroso. Su poesía es un “arma cargada de futuro”. Ornel Urriola Marcucci la entrenará , susurrándole al oído :
“ Más allá de conjeturas vanas. De sombras arrancadas de raíz, De esperanzas y de ansias, Más allá del límite: Soledad de las tristes almas. Y la pregunta siempre/La terrible interrogante, ¿Hasta dónde y hasta cuándo? /Ya nada sabemos del mañana/
Ela responderá haciendo de su poesía, un canto a ese “saber del mañana”
“He visto el verde
Volverse silencio
Cuando el sol se agobia por acariciar
Las nubes.
El diablo danza
En esta verdealuzada alfombra
Donde los saltamontes
Aprenden el llanto
De las campanas
He visto cordilleras ardientes
Congelar sonrisas
Y envenenar dádivas;
Un pestañeo de alas en el cielo distante;
Un giro suave de cipreses y colinas;
Un suspiro
Y un ángel
Devorado por las sombras
…..................................
Hemos avanzado
Dice el noticiero,
Y ellos absuelven barbaries medievales,
….................................................
Hoy he visto el paraíso ardiendo.”
La filosofía de ese “hoy “ se hace más allá de un puro ejercicio académico “para iniciados” y resentidos del mundo; se nos volvió, por la fuerza de las propias circunstancias, un movimiento social inédito. Atraviesa descubrimientos de ideas claras y distintas estilo “yo pienso, luego existo". O como les de la santa gana “reformularlo” , haciéndolo objeto de burla resentida. O vergüenza del no saber...
Vale la pena preguntarnos cómo la filosofía asume en ese “hoy “un rol decisivo, y moderador, junto a movimientos de poetas y cantautores, el caso de Chile; periodistas, dramaturgos, la literatura. Para avanzar en la noche oscura de una sociedad que se destruye desde el resentimiento. - Francis Fukuyama lo aborda en su Identity . La demanda de dignidad y las políticas de resentimiento -
Entonces…“Dame una razón para entender la historia que me contaron porque incineran la infancia” de una humanidad, sin mañana.
Porque la pederastia, al igual que la discriminación por las razones que sean, son actos criminales de anulación del ser de la persona. Algunos criminales disfrazados de dioses ensotanados. Otros enmascarados, tras las propias instituciones de Estados, falsamente laicos.
¡Malditos Estados, criminales! Porque toleran semejantes crímenes contra la humanidad, en su dignidad de seres libres.
La autora es Presidenta de la Academia de Filosofía de Panamá.