LA ELÍPSE CÓNICA: textos sobre arte, letras y cultura integral
Presenta:
OLGA DORADO: UN CIELO DE ESPEJOS Y DE FUEGO
Texto: Manuel Montilla Pinturas: Olga Dorado
Yo canto porque no puedo eludir la muerte, porque le tengo miedo, porque el dolor me mata. Luis Cardoza y Aragón
En Los Almendros, un breve texto de 1940, Albert Camus nos anota una frase que Napoleón le expresa a Fontanes: ”¿Sabe usted qué es lo que más admiro del mundo? La impotencia de la fuerza para fundar nada. Sólo hay dos potencias en el mundo: la espada y el espíritu. A la larga, la espada es siempre vencida por el espíritu.”
Aunque Camus amargamente, por “una Europa desgarrada”, siente que los tiempos han trastocado tal ordenamiento; y que, en esta época nuestra, visceral y devastada, pareciese que la infamia es la historia cotidiana; que los valores se han transmutado de suerte tal, y en magnitud proporcionalmente inversa al mega desarrollo industrial, económico y tecnológico; que la incuria, lo banal y la incivilidad, de la mano con una nula solidaridad moral y de la más soez chabacanería, hacen inasequible cualquier conato de esplendente ética, de mirada ilustrada, de florecimiento de lo interior; de, en fin, que la filigrana de la vida se esparza fundamentando el imperio y la razón de lo hominal. No es así.
Nos queda el espíritu humano, a la manera de Shelley: ”modificado por todos los objetos de la naturaleza y del arte, por cada palabra y cada sugerencia que el hombre admita que haya actuado alguna vez sobre su consciencia…”
OLGA DORADO explota en rabia feroz, grito de guerra nunca de impotencia. Planta su palabra y su trazo cromático cual estandarte contra los vientos de la barbarie, contra la desolación, contra la inmundicia y lo procaz. Se plantea al mundo, no como testigo de cargos sino cual, lanza y adarga en ristre, vindicadora de entuertos mil.
Pintora, poeta, contestataria, color y verbo, prolífica, profunda, intacta, pasional, relámpago incoercible, reflexiva, incólume, tenaz, exultante, férvida, austera, impetuosa, oráculo de un tiempo bizarro y desmedido, combatiente de una lid sin armisticios, in xochitl in cuicatl (flor y canto, poesía, en lengua náhuatl).
OLGA DORADO es endecha de combate, antigua canción de gesta, palabra impoluta que evoca y siente, que confronta y encuentra esta sangre, en su más profunda vindicta, en alarido mordaz, retador, iracundo; para el desollamiento de cada esperpento, de cada sueño trunco, de cada lágrima en la faz del dolor, en la encrucijada del cenobita. Espejo sordo para silencios negros.
OLGA DORADO pinta para la vida, para la muerte, para el perdón, para la redención, para la pasión, sus colores cabalgan en pos de todos los vientos, de todas las amarguras, de todos los dolores, de todas las vesanias, de todas las nostalgias, de todos los dioses muertos, de todos los poetas crucificados, de los días de espanto y estupor en que la fría muchedumbre concita la deidad sin rostro ni misericordia. Para ella no es ni obligación ni privilegio encarar la caterva irredenta sino un acto de devorarse a sí misma, de soledad abisal (...un cielo de espejos que te repiten y destrozan y te vuelven innumerable, infinito y anónimo. –Octavio Paz).
OLGA DORADO tiene la sexualidad a flor de piel, en vida y en obras, en colores y en palabras. El toro poderoso, brutal, ciego en furia aberrante; la fémina sensorial, ágil, lúbrica, etérea, crucial, inclusiva, impúdica. Así son, así combaten bajo un empíreo donde la negra luna abre los diques de proterva tormenta, de alaridos contenidos, de susurros germinales, de exangües rugidos. Es cuando sabemos que la hecatombe da inicio.
Con Shelley, finalizando el Tercer Acto de su Prometeo liberado: “Ha caído la máscara funesta; queda el hombre, / sin cetro, liberado, sin límites, pero hombre, / sin clase ni nación ni tribu, igual a todos, / sin culto ni temor ni jerarquía, rey / de sí mismo; benévolo, justo, sabio, pero hombre.” Hombre y mujer, unidos en la lucha, en la debacle, en la derrota, en la reivindicación, en la encarnación, en la justificación, en el asombro, en el aroma del geranio y del pan recién horneado, en el nuevo día, en la nueva tierra, en el nuevo pacto. En la vida, en la muerte que ya no vencerá, en el olvido y la memoria.
OLGA DORADO va develándonos este piélago, ave de tormentas, que conforma el cuerpo en deslumbre. Desde el mito ancestral, el misterio entrevisto a través de la máscara, la insolencia epidérmica en la tormenta del deseo, la bestia desaforada, la lágrima temblorosa surcando la faz inocente, la algarabía desbordada de colores y palabras, hasta el estupor último cuando te descubres en el espejo… Ardiendo en la ira y el fuego, cubierto con ojos como carbunclos… (Shakespeare, acto segundo, escena II, Hamlet). Nunca claudicaremos.
La conclusión final – parafraseando a Bertrand Russell – es que sabemos muy poco, y, sin embargo, es asombroso lo mucho que sentimos. Y más asombroso todavía que un sentimiento tan pequeño nos pueda dar tanto por que vivir.
(Todo era de todos / Todos eran todo / Sólo había una palabra inmensa y sin revés Palabra como un sol / Un día se rompió en fragmentos diminutos / Son las palabras del lenguaje que hablamos / Fragmentos que nunca se unirán / Espejos rotos donde el mundo se mira destrozado ⸻Octavio Paz)
OLGA DORADO, su pintura-poesía, es ese asombro y esa ansia de absoluto, esa flor y ese canto, esa ira y ese fuego, ese espíritu vencedor, disidente… En ella nos convocamos los conjurados.
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Pinturas: OLGA DORADO
Nace en San Carlos, provincia de Alajuela, Costa Rica en 1961. Desde su infancia se destaca por tener una fuerte sensibilidad artística, dando sus primeros pasos en danza clásica, guitarra, teatro, dibujo. Pertenece a estudiantinas, rondallas, grupos literarios, ballet. Viaja a México y realiza estudios y talleres de dibujo y pintura, 1979-1980, en la Academia La Esmeralda, en la ciudad de México. Entre 1983 y 1989 cursa la carrera de Artes Plásticas, con especialidad en Talleres Infantiles y Juveniles sobre Creatividad, en la Universidad Autónoma de Sinaloa, México. En 1997, presenta estudios de grabado e iconografía en el Museo Cabañas, Guadalajara, México.
Ha efectuado pasantías, en pintura, con los maestros Armando Morales, Granada, Nicaragua; Rodolfo Stanley y Jorge Tamayo en San José, Costa Rica. Y de grabado con la artista colombiana Claudia Botero. Promotora y fundadora con la pintora Zulay Soto y la escultura Leda Astorga del “Colectivo de Mujeres”, en Costa Rica.
Fundadora del “Festival del Niño Nicoyano”, Nicoya, Guanacaste, Costa Rica. Actividad de arte para el desarrollo creativo de niños y jóvenes. En el área de talleres infantiles trabaja en programas de arte terapia con niños y niñas refugiados para el ACNUR. Con especial atención en menores con riesgo social, déficit de atención y dislexia.
Olga es una artista prolífica, que a lo largo de los años ha desarrollado series pictóricas con gran contenido lúdico y social. Actualmente tiene su Estudio-Galería en la ciudad de Heredia, Costa Rica. Ha expuesto internacionalmente y su obra es altamente apreciada por coleccionistas y entendidos.
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Texto: MANUEL MONTILLA
Viandante, noctívago, desmesurado, inverecundo, disidente e infausto. Artista visual multidisciplinario. Coleccionista de arte. Bibliófilo. Comunicador interactivo. Poeta. Herrero de la palabra. Lector irredento. Hombre sin patrias ni cosmogonías. Deambula en silencio por los caminos de una Mesoamérica compelida al estupor y a la desmemoria. Reside, en el presente tránsito vital, en la ciudad de David, República de Chiriquí (Panamá).