Categories
OPINIÓN

Por Ramiro Guerra M.   Abogado y cientista político.       

La victoria de Gustavo Petro, se vislumbra como real. Ocurrió lo que tenía que ocurrir; el desgaste de una oligarquía con todos sus aparatos de control, manipulación y toda suerte de perversidad, latrocinio, se le agotaron sus reservas para seguir haciendo del poder la maldad y oprobio contra el pueblo colombiano.
Esa matriz, terminó dando nacimiento la luz y una nueva alborada. Petro representa la luz de un pueblo cansado, hastiado de tanta genuflexión y violencia de estado contra su pueblo.        Seguramente, a esta hora, la alianza oligarca imperialista, viene inteligenciando como frenar que los portones cerrados de una tiranía disfrazada de democracia, se abran de par en par y que la luz de nuevos paradigmas de real democracia, se abran camino hacia una nueva Colombia.

El impacto de la victoria Gustavo Petro, será demoledor en el sentido que mucha influencia tendrá en la región, como ejemplo de por donde caminar hacia la luz y nuevos porvenires de nuestros pueblos.

Seguramente los imperios están preocupados, al observar que un miembro de la OTAN, Colombia, de seguro será una piedra en el zapato de los que abanican la guerra. Petro es un hombre de paz.                Latinoamérica, la sumisa, la del traspatio trasero Usa, es historia que va quedando atrás.

Recién los países del Caribe, fueron categóricos, a la cita de la reunión de la América en los Estados Unidos, vamos todos sin exclusión o no vamos. Igual posición ha adoptado Méjico.

¿Y Panamá se sumará a esa tendencia de dignidad?  Qué dirá el presidente sr. Laurentino Cortizo.