MIGRANTES UNIVERSALES...BUSCAN UN “GRADO CERO”
Por: Dra. Edilia Camargo
“Es sabido que En busca del tiempo perdido es la historia de una escritura.”
Roland Barthes
Safo, capítulo Panamá de la Asociación Internacional de Mujeres Filósofas, siguiendo el programa de actividades propuestas para 2023, entra en este mes de mayo al terreno de la Bioética. Las enfermedades raras, es el tema que será abordado.
Quedan todavía flotando en el aire aquellos metafóricos pétalos rosados de Robert Musil – L´Homme sans qualité - perfumando la escritura de Annie Ernaux. Mismos desprendidos del Conversatorio Safo del pasado mes de marzo. Annie Ernaux y su “Mujer Congelada”. Historia de un cuerpo-de-mujer hecho escritura. Premio Nóbel de literatura, para coronar la dificultad.
A contrario de “escrituras en los cuerpos” en las mujeres asesinadas en Ciudad Suárez (Rita Segato) Ernaux hace de su propio cuerpo, materia escrita. Una institución, como se verá más adelante.
¿Qué hace de la enfermedad...o de la vejez un acto de rara escritura? ¿Una institución, en pie de igualdad a la abogacía, por ejemplo? Fueron algunas preguntas que me hice al imaginar la estrategia de abordaje de un tal estado-de-cosas, para usar el lenguaje en la mirada de una fenomenóloga.
Por supuesto que el nacimiento de la “enfermedad-escritura” no apunta necesariamente, ni a exaltar al “paciente”, y menos a la enfermedad o a la muerte. Como tampoco a producir un libro. Y menos a someterlo a un concurso de belleza. Léase a un Premio de literatura...Con raras excepciones. Es el caso de la filósofa norteamericana Susan Sontag , Illnes as Methaphor, 1978.
La búsqueda de un “grado cero” propuesta por Barthes para la literatura/institución, se me antoja tocar otra, en apariencia distinta. Me refiero al “paciente cero”- objeto de un interesante escrito del Dr. Pedro Ernesto Vargas en La Prensa. Se busca a una persona. Misma que es identificada como la “primera infectada con una enfermedad comunicable.”
Henos aquí ante un cruce de miradas entre Barthes y el aspecto “comunicable” de una enfermedad. Aplicable igual a la escritura.
De salida sabemos que la función de la escritura es lo comunicable o expresar. Sin embargo, hay algo más allá de lo puramente comunicación. Estamos hablando de “imponer la trascendencia de un lenguaje que es a la vez Historia – con mayúsculas - y la posición que se toma frente a ella.”
También habrá ostentación. Se quiere señalar algo distinto de su contenido – de un cáncer o de una enfermedad rara – y de su forma individual, su propio cerco. Esta noción es clave. Es decir, aquello “precisamente por lo que se impone” como Literatura.
“Conjunto de signos sin relación con la idea, la lengua o el estilo y destinados a definir, en el espesor de todos los modos posibles de expresión la soledad del lenguaje ritual. “Este orden sacro de los Signos escritos propone a la Literatura como una institución y evidentemente tiende a abstraerla de la Historia, pues ningún cerco se funda sin una idea de perennidad; pero allí donde se la rechaza, la historia actúa más claramente, por lo que es posible formular una historia del lenguaje literario – o de la enfermedad – que no sea ni historia de la lengua- de lo clínico y médico, por ejemplo – ni de los estilos, - lo raro de una enfermedad. O el problema de la longevidad en el ciclo de la vida, para un médico, no gerontólogo, sino especialista en liquidar tumores cancerosos. Ref. Peter Attia, MD with Bill Gifford . Outlive. The Science & Art of Longevity. Rethinking Medecine to Live Better Longer. 2023 -
Aterrizamos de cabeza en la interseccionalidad que atraviesa tres miradas, en torno a un problema. Objeto de sufrimiento hecho contemplación, en la búsqueda del famoso punto cero. Nos separamos del enfoque desarrollado por el Dr. Vargas cuando descubrimos que no se trata de identificar a una persona primera infectada y capaz de “comunicar” . Sí a un estado-de-cosas que es daño. Reparable o no.
El Dr. Attia y su monumental trabajo de refundación de toda la medicina. 1.0...2.0 , digamos preventiva y curativa, finalmente 3.0. Arbitrariamente y por pura intuición se me antoja definir ese “grado cero” que estamos buscando.
“ Medecine 3.0 demands much more from you, the patient. You must be well informed, medically literate to a reasonable degree, clear-eyed about your goals, and cognizant of true nature of risk. “ Si ello es así, esa información sobre la escritura-medicina de un cáncer o de una enfermedad instalados tranquilamente en un cuerpo, debería encontrar una cierta oposición ...El famoso cerco.
Es en ese estado de conciencia como debo aprender a construir salud. Saber hasta qué punto podemos convivir juntos, enfermedad rara y un yo. Sabiendo a ciencia cierta, la naturaleza de los riesgos que tocaría asumir. Aquí volvemos a la persona. Única responsable de decidir sí o no. Esto o lo otro. Es decir, el antes de, ….un ente comunicador de ….una infección o de una historia.
Atrás queda el binomio médico/paciente. La medicina-hecha-escritura 3.0 impondrá a eso… salir del cómodo silencio de lo no- escrito/oralidad. Para asumir la parte de la historia que le toca a una persona. Más allá de la cosa tragadora de medicamentos. O adicta a tratamientos. Llorando para pedir leyes que abaraten costos. Aquello medicado tomó el camino de ser objeto de una medicina para la muerte. Porque “morir es lo mejor"..¡Se acabó !
Barthes por su lado, recordará …El grado cero de la escritura, cómo “en los tiempos burgueses (clásicos y románticos), la forma no podía ser desgarrada ya que la conciencia no lo era; y que, por el contrario, a partir del momento en que el escritor dejó de ser testigo universal para transformarse en una conciencia infeliz (hacia 1850) - Chataubriand y su fastidiosa vejez, contrario a Proust atormentado por la palabra que es nombre. - El primer gesto fue elegir el compromiso de una forma, sea asumiendo, sea rechazando la escritura de su pasado. Entonces, la escritura clásica estalló y la Literatura en su totalidad, desde Flaubert hasta nuestros días, se ha transformado en una problemática del lenguaje.”
El drama, aún no resuelto de la “literatura-objeto” /medicina objeto/ paciente/objeto/enfermedad objeto, nos obliga hoy más que nunca, a definir ese “grado cero” que hace de nosotros testigos universales de una y la misma humanidad en movimiento. En una palabra, migrantes universales.