TODOS JUNTOS POR PANAMÁ: ¿PROTESTAS? SÍ! ¿HAMBRE? NO!
Por: Silvio Guerra Morales.
A confesión de parte relevo de pruebas. Así reza el apotegma o brocárdico jurídico. Este enunciado prescribe que cuando Usted, siendo parte en un proceso, confiesa el hecho, aceptándolo en toda su magnitud, sentido y alcance, exime o releva al contrario de tener que probar lo que Usted mismo ya ha confesado o aceptado y, por consiguiente, no tiene su contraparte que probar el hecho cuya producción o realización, ejecución, se la atribuía a Usted o que, en alguna medida, lo relaciona a Usted. Quede claro que solamente puede comprometer su dicho, al rango de confesión, quien tiene sobre su cabeza la capacidad y la potestad de presentar el hecho como cierto o falso. Dichos y hechos de terceros, ajenos al proceso, que a Usted no le constan, mal puede hacerlos suyos y aceptarlos o confesarlos como propios, ya que su declaración, en ese sentido, deviene en inocua, inservible o intrascendente, irrelevante para el debate procesal o judicial.
Nunca antes en toda su vida, así lo confesó un conspicuo dirigente sindical, había visto tantas protestas y clamor nacional en nuestro país a lo largo y ancho de la geografía nacional. Aunque la afirmación no es del todo cierta ya que los movimientos sociales, las protestas constantes y públicas del pueblo en la calle, alentadas por la Cruzada Civilista, a finales de la década de los ochenta, da muestras de que este movimiento aun no ha sido superado por las nuevas protestas del pueblo panameño en las calles. La Cruzada Civilista, a diferencia de las actuales protestas, estaban hilvanadas de manera tal que un solo hilo conductor mantenía la unidad del pueblo panameño en contra de la dictadura militar liderada por el extinto General Manuel Antonio Noriega y todo su aparato o andamiaje político e institucional que dirigía.
Todos los grupos, las asociaciones, gremios, las organizaciones obreras, estudiantiles, etc., y cuantos se unieron al clamor de esta cruzada, sobre todo sus lideres, tenían mentes claras de que había que acabar con el militarismo, sobre todo el de la década de los ochenta que había dirigido al país en contra de todo principio democrático y haciendo nulo todo postulado del Estado Constitucional y de Derecho, por lo que la paz social, la dignidad de los ciudadanos y el anhelado desarrollo y progreso económico del país se habían venido al pique.
Por ello, luego de acceder al poder los hombres y mujeres que lideraron ese movimiento sociopolítico denominado La Cruzada Civilista, sentaron las bases para hablar del Retorno a la Democracia, se hicieron las reformas al instituto castrense ¿y su principal reforma? fue que se eliminaba el ejército de las huestes militares panameñas.
Hoy, en las luchas sociales que se han venido recientemente gestando, caracterizadas por manifestaciones o expresiones de líderes y parte de la población indígena, docentes, gremios de profesionales y sindicatos que se han venido sumando, hombres y mujeres de diversas comunidades, que han centrado sus principales focos o bastiones de protestas en puntos tales como: David/Chiriquí, San Félix, Tolé y otros puntos; en Santiago de Veraguas; Aguadulce en Coclé, Chame y Capira en Panamá Oeste; en Pacora de Chepo en Panamá Este, Ciudad de Colón, etc., advertimos, tras la existencia de más de una mesa de diálogo, que cada sector, grupo u organización, se han venido distanciando de los, al menos, tres puntos focales que dieron inicio a estas protestas: Rebaja del galón de la gasolina; la reducción estimable y aceptable de los altos costos de los medicamentos y acabar con las botellas o garrafones de la Asamblea y, añado, en todas las instituciones públicas.
El distanciamiento de estos tres puntos ahora transita por otros nuevos. Los pueblos indígenas exigen, con sobradas razones, entre otras cosas que se otorguen los títulos de propiedad sobre las comunidades indígenas, se acabe con la tala indiscriminada de bosques y que demarquen las comarcas. En razón de ello han convocado a un paro nacional indefinido en el país a partir del día 20 de julio del año en curso. Fedecamaras estima la pérdida en más de 500 millones de dólares en la cadena de producción del país. Ahora, al integrarse en una sola mesa de negociaciones, los puntos de la agenda son los siguientes: Costo de los alimentos, medicamentos, combustible, electricidad, un 6% del Producto Interno Bruto (PIB) para la educación, temas de corrupción y seguimientos a las mesas temáticas. Personalmente habría añadido lo siguiente: Rendición de cuentas de los gastos en todo el tiempo de pandemia, cese de obligatoriddad de jecho de las inoculaciones contra el Covid/19, no inoculacion a niños y exhibición de los acuerdos o contratos con la Pfizer, Moderna, Aztrazéneca y otras “Big farmas”.
Lo que no hace bien a la lucha, a las proclamas de reivindicaciones sociales, es que el propio pueblo, la sociedad, sobre todo los sectores más humildes, son los que han sido privados de acceder a sus trabajos, a la compra de alimentos básicos, a la asistencia médica, a las atenciones en centros de salud y hospitales, y se vislumbra, cosa que ya se empieza a advertir, un nefasto desabastecimiento en las tiendas, supermercados y demás comercios de expendio de mercancía seca y alimentos en el país. Tampoco hace bien alguno la represión y la confrontación. Un ciudadano herido, lastimado, muerto, sea del bando que sea, de las protestas o del gobierno –policías- es algo que nos descompone como seres humanos y como sociedad. Creo, de ello estoy convencido, en el diálogo y en los métodos del pacifismo.
Un llamado a la cordura y a reflexión se impone: Que las luchas y protestas continúen? Sí. Que se acabe el derecho de los pueblos a protestar? Que nunca se acabe. Que se acabe la corrupción? De raíz. ¿No más botellas y que las existentes terminen o que salgan a trabajar con salarios legales y no gratis?. Desde luego. Que bajen los costos extorsivos de los medicamentos?. Desde ya. Pero, a costas de acabar o aniquilar a los más necesitados y a quienes mantienen este país con comida y trabajo?. No me parece muy cuerdo. Dios bendiga a la Patria