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OPINIÓN

¿DEBATE O DEBACLE?

MARTINELLI Y LA CRÓNICA DEL DESESPERO DE LOS CLANES DE PODER. 

Por: Silvio y Ramiro Guerra. 

 

La institucionalidad enfrenta un grave agotamiento, sobre todo, por los lados del Estado de Derecho. Éste se zarandea entre la suerte de la perversión, cordones recorsi (Vico) llevado a tal punto por factores de poder, entre ellos el propio Gobierno, escenarios en donde predomina la falta de confianza, por parte del pueblo panameño, en el quehacer democrático de las instituciones que la conforman.

 

Estamos inmersos en un torbellino electoral, que nos hace rememorar la crisis que nos llevó al Golpe de Gobierno de 1968.

 

El clientelismo se ha robustecido, tiene mucha fuerza y, peor, la partidocracia no es garantía alguna de cambios. Constituyen, huelga decirlo, un sindicato de perversos demagogos.             

 

El affaire Martinelli, no ha hecho otra cosa que desnudar la verdadera cara de los clanes de la oligarquía, al gobierno y a toda la maquinaria mediática para ordenar, a su querer y antojo, un proceso electoral que termine dando cuentas satisfactorias de sus crematísticos intereses. 

 

Martinelli fue condenado a 10 años en medio de un proceso penal

plagado de cosas muy extrañas y cuestionables. Así lo han hecho saber sus abogados. El país entero tiene conocimiento de ello. No hay óbice alguno para criticar y analizar todo el marasmo procesal que condujo a esa tan cuestionada condena. 

Hoy, lo fue el Ex Presidente, mañana puede ser todo el que se cruce en los intereses de esos superpoderes de facto. 

Como abogados, formados en una escuela integrada por docentes de la más alta casta jurídica, que enseñaban valores y principios y que nos inculcaron la defensa del Derecho, su lógica intrínseca y su objetividad, jamás aceptaremos esa aberración que se presenta sin mimos ni remilgos como la politización de la justicia. 

 

Esa práctica del poder político y otros factores, como lo señalado ut supra , de torcer o doblar brazos de los que se interponen o cruzan en sus caminos, es aberrante, injusta y por demás poco caballerosa o hidalga. Es nefasta!

 

No hay institución que se salve de este tipo de manejo pervertido, y que nada tiene que ver con una sana democracia y un verdadero Estado de Derecho.

 

La Nación camina por una soga muy frágil. Por derroteros muy turbios. Es decir, lejos de un sentido de equilibrio y equidad. 

 

Tenemos una percepción, nada halagüeña, de los desafíos que la Nación tiene por delante y el cómo poderlo resolver.             

 

Tenemos, por otra parte, el reto desafiante de poder lograr que el pueblo haga conciencia de la realidad en que estamos inmersos.

 

La partidocracia, la oligarquía y el gobierno de Cortizo, aunado por prácticas nefastas Y autoritarias de gobiernos pasados, nos han conducido a un quiebre de todo lo decente. Es decir, ellos mismos son autores de de las taras que le endosan al

ex Mandatario Martinelli. Hipocresía suma! 

 

Los medios de comunicación deben afinar bien la punta del lápiz y denunciar toda la trama que persiguen para imponer un dominio y control absoluto del Estado y, peor aún, de la población, dando con ello al traste con el sistema de garantías y libertades constitucionales y legales. Tal vez, ilusa la pretensión, pero es posible construir un mejor país. Falta voluntad!

 

Lo más seguro, que el próximo presidente, llegará al poder con los votos de una minoría. Lo que lo llevará a gobernar con métodos autoritarios. No habrá políticas que subrayen el diálogo y el consenso.

 

No se trata de ser pesimista. Jamás. Sino de advertir que, entre tanto el pueblo salga a defender sus derechos y sus libertades, aún habrán esperanzas.      

 

En este contexto, tal vez lo que pudiera hacer la diferencia, es la línea de acción que solo el pueblo puede definir. El pueblo suele ser su propio salvador. Es menester instar e incitar a la unidad popular democrática para evitar una salidad antidemocrática de la crisis.

 

Deseamos, profundamente: Que Dios bendiga a la Patria!