**El Desafío del Nuevo Presidente de Panamá: Unir a una Sociedad Fragmentada**
Alberto López Tom
En la víspera de las elecciones presidenciales en Panamá, el panorama político se presenta más fragmentado de lo que puedo recordar. Tradicionalmente, este país ha sido testigo de la competencia entre tres o cuatro candidatos principales, con usualmente dos emergiendo como los contendientes más fuertes. Sin embargo, en esta ocasión, la contienda ha tomado un giro inesperado con la presencia de más de seis candidatos presidenciales que al día antes de los comicios plantea aun un escenario sin definir. Esta multiplicidad de opciones ha generado una división significativa en el electorado, lo que plantea un desafío monumental para el próximo presidente electo: unir a un país fracturado políticamentr y a la vez enfrentar retos cruciales que demandan unidad y sacrificio.
Uno de los principales retos que enfrentará el próximo presidente de Panamá será el de ganarse la confianza del electorado. La diversidad de candidatos y la intensidad de la campaña han dejado a la población polarizada y desconfiada. El próximo presidente será probablemente electo por un bajo porcentaje de electores en relación con el total, lo que le forzará a trabajar arduamente para reconstruir la confianza perdida o ganarse la misma, demostrando transparencia, integridad y compromiso con el bienestar de todos los panameños, independientemente de su afiliación política.
Además de la división causada por la contienda electoral, el país enfrenta tensiones ideológicas y sociales que han exacerbado las divisiones existentes. El próximo presidente tendrá la tarea monumental de reconciliar estas diferencias y promover la unidad nacional para evitar que la extrema izquierda siga prosperando con su discurso de resentimiento. Esto requerirá un liderazgo visionario, capaz de trascender las divisiones partidistas y trabajar en pro de un Panamá más inclusivo y cohesionado.
Esta unidad, además de ser un fin en sí mismo, es el medio necesario para enfrentar los desafíos más apremiantes que enfrenta el país. En particular, el sistema de seguridad social, que enfrenta una crisis ya presente y cuya solución no dejará de despertar descontento en muchos sectores. Es un hecho que el programa de vejez se encuentra en déficit, lo que plantea una amenaza seria para el bienestar de la población en edad avanzada y para la economía del país. Abordar esta crisis requerirá un compromiso firme y sacrificios económicos significativos por parte del país y su población.
La reforma integral del sistema de seguridad social será uno de los principales desafíos económicos y sociales que enfrentará el próximo presidente. Esto implicará tomar decisiones difíciles, como aumentar las contribuciones, ajustar los beneficios y mejorar la gestión de los fondos. Sin embargo, el costo de no abordar esta crisis sería aún más devastador, con graves repercusiones para la estabilidad económica y social de Panamá.
Además de la seguridad social, el próximo presidente también deberá hacer frente a otros retos importantes, como la lucha contra la corrupción, la promoción del crecimiento económico sostenible promocionando la inversión local y extranjera, y la protección del medio ambiente. Estos desafíos demandarán liderazgo, visión y determinación para superar.
En última instancia, el próximo presidente de Panamá debe tener siempre presente que es el presidente de todos los panameños, no de su partido ni sus electores, y enfrenta la monumental tarea de unir a una nación política g socialmente dividida, y enfrentar los retos que se avecinan con valentía y determinación, pero sobre todo con capacidad de ejecución. Será un viaje difícil y lleno de obstáculos, pero con el compromiso adecuado y el apoyo de la sociedad, Panamá puede superar cualquier desafío que se le presente y emerger más fuerte y más unido que nunca.