EL INCONMENSURABLE AMOR DE JESUS, EL GRAN MAESTRO.
Por: Leonel Iván Contreras Vega
El autor es Profesor de Inglés con más de 20 años de experiencia y Abogado Penalista.
«Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando». Juan 15: 13-14
Una vez más, la comunidad cristiana, celebra la Semana Santa o Semana Mayor la cual; hace memoria de la pasión, muerte y resurrección de Cristo Jesús misma que sucedió en la pascua judía.
No obstante, a pesar de ser una fecha importante para la comunidad cristiana, no percibo una conducta reflexiva al respecto, por el contrario, es una semana en donde las personas, sin ánimo de generalizar, planean viajes, paseos, reuniones familiares y muchas otras actividades más. En definitiva, parece una semana de vacaciones la cual, es muy anhelada por cada uno de los que vivimos en el territorio nacional.
Esta conducta desinteresada por los que nos llamamos ser cristianos, me lleva a las siguientes preguntas: ¿Valoramos el sacrificio de Jesús en la cruz?... ¿Entendemos cuan grande es su amor?... ¿Sabemos el precio pagado por Jesús para la salvación de la humanidad?...
Si tomamos en cuenta la conducta no muy cristiana que se desborda en la mayoría de los hogares panameños, en estas fechas, tendría que contestarme con un gran NO.
Pero, esta respuesta tiene una razón de ser y está señalada en Romanos 10:14 el cual, nos dice así: «Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?»
No soy pastor de una iglesia y ni si quiera me considero un entendido, pero, estoy consciente de que es el momento oportuno para compartir la palabra de Dios y reflexionar en la misma.
Así las cosas, tenemos que tener presente que, a Cristo Jesús, no le quitaron la vida, sino que, la dio voluntariamente (Juan 10:18) además, lo hizo por amor (Juan 15:13) y como sacrificio perfecto (Hebreos 10:12; 14) para que todos alcanzaran la salvación por medio de él (Hechos 4:11-12) siempre y cuando, se crea en Cristo Jesús (Juan 3:16).
Otro punto importante que debemos tener presente es que, sin Cristo Jesús, estamos muertos en nuestros pecados (Efesios 2:5) por lo que, para poder ser rescatado de la condenación eterna, el precio pagado por el rescate no fue con cosas perecederas sino, con la preciosa sangre de Cristo Jesús (1 Pedro 1:18-19). En otras palabras, la única forma de ser limpiado de nuestros pecados, es por medio de la sangre de Jesucristo (1 Juan 1:7).
En concreto, el precio de nuestra salvación es muy alto y no puede ser ignorado porque solo a través de Jesucristo alcanzamos la salvación. Recordemos, que él es el camino, la verdad y la vida y nadie puede llegar al Padre sino es por medio de Jesús (Juan 14:6).
En consecuencia, el sacrificio de Jesús, fue el instrumento idóneo que empleó Jehová para liberar o salvar a la humanidad del pecado y de la muerte (Juan 1:29) o, dicho de otra forma, Jesús vino a dar su vida como rescate por muchos (Mateo 20:28).
Así las cosas, el sacrificio es sumamente importante para la humanidad ya que, sin este, no se hubiese derramado la sangre preciosa de Jesús, misma que nos redime del pecado, además, no se puede soslayar que, Jesucristo todo lo hizo con su inconmensurable amor.
Con todo esto, le pregunto estimado lector, ¿Cuándo a usted le regalan algo de mucho valor, lo cuida con mucho celo?... Me temo que Sí… Pues, esa es la misma postura que debemos tomar con tan grande sacrificio hecho en favor de la humanidad por el Gran Maestro.
Para finalizar, hay un detalle muy hermoso en su palabra y es que si hacemos lo que él dice nos constituimos en su amigo… ¡Qué sublime regalo! … sin olvidar que también seríamos coherederos del reino (Romanos 8:17).
Los invito en esta semana a que reflexionemos en su hermosa palabra, arrepentirnos de nuestros pecados y caminar conforme a su voluntad. En conclusión, busquemos a Cristo Jesús mientras pueda ser hallado (Isaías 55:6) ya que los tiempos son malos (Efesios 5:16).
Dios bendiga a Panamá.
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