¿POR QUIÉN VOTAR O POR QUIÉN NO VOTAR?:
ESE ES EL DILEMA.
Por: Dr. Silvio Guerra Morales
Nos encontramos a escasos 10 días hábiles y a 2 fines de semana, de por medio, para que celebremos todos los panameños, con capacidad de emitir el voto en los Comicios Generales de 5 de Mayo de este año, a fin de elegir al Presidente de la República, Diputados, Alcaldes, Representantes de Corregimientos y Diputados al Parlacen. En medio de los hechos y circunstancias que connotan a la sociedad panameña, es de acotar que frente al torneo electoral que se aproxima, cual juego de apuestas, en la psiquis popular, la pregunta del momento que se formula no es otra que: ¿Quién cree Usted que ganará las elecciones?
La interrogante no se postula hacia la exigencia de quiénes podrían ser los nuevos diputados, alcaldes e, inclusive, los nuevos representantes de corregimientos. Por allí no va la cosa. La cuestión se centra respecto a la figura presidencial, máxime que frente al diseño constitucional que recoge la Carta Magna de 1972, nos encontramos ante un Órgano Ejecutivo fuerte, Presidencialista por excelencia, lo cual traduce o implica que quien quiera que vaya a ser el próximo presidente del país, igual que los anteriores, habrá de concentrar mucho poder político y una ponderada intervención en los restantes poderes del estado, así como también de toda la institucionalidad político jurídica de la nación panameña.
No pocas han sido las constantes críticas que han sido dirigidas al sistema presidencialista panameño el cual, durante más de cinco décadas, lleva arrastrando cuantas patologías y perversiones en el ejercicio de ese poder político, y de las cuales somos testigos los panameños que ya por la bondad de Dios superamos las 6 décadas de existencia.
De esa parafernalia y desastrosa manera de ejercer el poder político en Panamá, como testigos vocingleros, se presentan los constantes actos de corrupción, chantajes políticos, persecuciones, torceduras y quebraduras de brazos, destrucción de dignidades y honras, manipulación de la asamblea, intervencionismo de la política en lo judicial, intervencionismo judicial en la política, inoperancia de las instituciones, violaciones a los derechos humanos y libertades ciudadanas, matraqueos y conspiraciones de todo tipo y naturaleza, antiética e inmoralidad política, violación de los derechos civiles y económicos, frialdad e indiferencia institucional, el poco importa con el pueblo, el despilfarro del tesoro o erario publico, procastinaciòn de la educación, abandono absoluto de los sectores mayoritariamente marginados de todo progreso o desarrollo, los constantes problemas del agua, la indiferencia gubernamental ante los extorsivos y altos costos de la energía eléctrica, el problema de la basura y de la historia de un vertedero que se ha convertido en la indiferencia y poco importa de las autoridades con el consiguiente problema de la salud tras el advenimiento de las enfermedades respiratorias que vienen en aumento incontrolable, sobre todo, para los que habitamos en la comuna capitalina. En fin, la lista es extensa.
Como he señalado, antes estos hechos y circunstancias, para mí la pregunta trascendente no es por quién votar, ya que fácilmente podríamos responder que el ciudadano es libre de elegir a quien quiera. Esa es una decisión muy propia de cada cual y que queda en ámbito de la autonomía de la voluntad. No obstante, la pregunta en torno al por quién votar puede indicar una u otra cuestión: a. Ánimo o entusiasmo del ciudadano para acudir a las urnas el 5 de mayo; sin embargo, lo atosiga la incertidumbre en la elección. b. Desánimo o desaliento, en cuanto estima o valora, concluye, que entre los candidatos que se han postulado no encuentra, en uno u otro, la figura potable que se haga meritoria o recipiendaria de su voto como ciudadano.
Por ello, a mi criterio, la interrogante debe recaer, en un sentido negativo y que la proyecto de la siguiente manera: ¿Por quién no votar?.
En lo personal, creo tenerlo bien claro: 1. No votaré por anti cristianos y anti Dios. 2. No votaré por impulsores agendistas 2030. 3. No votaré por denigradores y destructores de la familia creada por Dios. 4.No votaré por impulsadores de la denominada y perversamente gravosa y destructiva educación sexual integral en las escuelas y los colegios, tampoco en las universidades. 5. No votaré por los que denigran la figura del hombre y de la mujer sosteniendo que el ser humano es lo que se percibe. 6. No votaré por quienes promueven las uniones civiles y matrimonios entre hombres con hombres y mujeres con mujeres y cuanta cualquier otra perversión se les ocurra. 7. No votaré por quienes impulsan las esquizofrénicas ideas por un movimiento que se llama feminista y que, apresuradamente, destruye la alta majestad de la mujer, arrastrando con semejante y aberrante idea el concepto de hombre o varón. 8. No votaré por quienes destruyen la Patria Potestad. 9. No votaré por quienes invocan nombres y pronombres, al referirse a las personas, con un lenguaje anti cristiano y anárquico: Todos, todes, todas, etc.. 10. No votaré por quienes ven nuestros derechos y libertades ciudadanas como cloacas inmundas, entre tanto ellos defienden sus aberraciones como “derechos humanos”.11.No votare por quienes manifiestan y evidencian inclinaciones que traducen ser contrarias al mandato de Dios de que el hombre fue hecho para la mujer, y viceversa, y no de otro modo. 12. No votaré por quienes, desde la Asamblea, gritaron, a los cuatro vientos, que anhelaban el día en que al lado de la bandera panameña, del pabellón nacional, también ondeara o luciera la bandera LGBTQ (Lesbiana, gay, bisexual, transgènero y queer) 13.No votaré por quienes dícense ser “binarios”, pues si no se conocen ni saben identificarse conforme a Dios nos ha creado, ¿cómo entonces votar por ellos?. 14.No votaré por oportunistas, mentirosos y falsarios. 15. No votaré por amadores de si mismos y amantes del dinero, el dios de ellos. 16. No votaré por quienes renuncian a la soberanía del Estado y la entregan a organismo llamados mundiales o internacionales, que despotrican de Dios y del Orden del Señor y se inventan pandemias, encierros obligados para la población . 17. No votaré por pro mineros y engañadores, fieles creyentes de la doctrina del “espejito por oro”. No votaré por quien no demuestre, realmente y sin fingimientos, tener a y ser de Dios, estar al lado de Dios, en todo y por todo. 18. No votaré por candidatos que, lejos de ser Cristocéntricos, son democéntricos o diablocéntricos.
Finalmente, no le diré a nadie por quién votar. Esa debe ser una decisión libre! Pero sí haré todo cuanto sea posible y Dios me ayude para orientar a mi Pueblo. !Dios bendiga a la Patria!.