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OPINIÓN

¿ QUIÉNES CONSPIRAN CONTRA UN PROYECTO DE DESARROLLO SOSTENIBLE ? 

 

Por Ramiro Guerra M. 

Jurista, escritor y cientista político.

 

En la administración del expresidente Martín Torrijos, mediante ley se creó el escenario para la concertación nacional para el desarrollo.

 

En dicha concertación, estaban representado todos los sectores sociales del país.

 

La concertación se abocó a trabajar en dirección a una estrategia nacional de desarrollo. 

 

En el documento quedó plasmado como utilizarían los recursos que genera el canal, para el desarrollo de la seguridad social, la educación, las comunidades originarias etc. 

 

Bien pudieramos afirmar que es el documento más importante que es el producto de un esfuerzo nacional.

 

Sin embargo, muy lamentable que el gobierno de Ricardo Martinelli, lo enclaustró en alguna gaveta. 

 

Igual lo hizo el gobierno de Juan Carlos Varela y así sucesivamente.

 

Más fueron los temas consensuados.

En efecto se trató de una estrategia que se trabajó democraticamente.

 

En la actualidad se habla y escribe mucho en torno a un diálogo nacional. No estoy convencido de un diálogo que ha venido planteando el gobierno electo. Cuando el presidente electo señala que este es un gobierno de la empresa privada, introduce una estaca a un real diálogo nacional.

 

Hoy me pregunto, si el presidente electo, sabe que este sector privado, es el que más ha esquilmado a la nación. La evasión alcanza arriba de los 6 mil millones y que decir, la evasión relacionada con el pago de las cuotas al seguro social. En la administración de Guillermo Endara, ese sector privado, acumuló una deuda de 400 millones. Con el argumento de deuda incobrable, fueron exonerados. 

 

En la actualidad, sobrepasa los 200 millones la deuda del sector privado a la caja de seguro social.

 

Igualmente hay empresas que operan en el mercado en forma de monopolio y que gravita en el costo al consumidor. Energía, alimento, medicina etc. 

El estado recibe ingresos nada equitativo, mientras estas empresas se hacen de multitudinaria ganancias.

 

Recursos hay en el país, para impulsar una estrategia nacional de desarrollo.

 

El problema es político. Estos sectores, son los que trazan el rumbo de la nación. 

 

Reforma tributaria progresista y maximizar la eficacia en el cobro de impuesto.

 

El estado panameño, tiene que replantearse su participación en empresas, como Panamá Port, las distribuidoras de energía eléctrica, generadoras, de tal suerte que el reparto de retorno para el estado y a los panameños, sea equitativo.

 

Fuente de finanzas existen, pero en vez de recurrir a las mismas, los gobiernos optan por el endeudamiento.

 

Cuando escucho que el gobierno es de apoyo incondicional a la empresa privada, en el fondo el mensaje es claro. Que siga el fiesto de evasión .

 

Además el gobierno electo, pierde de vista, que la canalla y rampante corrupción ha tenido al sector privado, como uno de los mayor beneficiado de este flagelo. Donde hay un corrupto, también hay un corruptor.

 

Hay mucho cinismo, gente que se dicen tener moral y criticar la corrupción, lo que no dicen, es que tienen, no una sola moral, sino doble moral.

 

No comparto la opinión de que una vez que pasan las elecciones, el ciudadano pasa a estar bajo la merced de una relación de servidumbre. 

 

Ese criterio que los gobernante exteriozan, de que ellos mandan y punto, no es democrático.

 

No, no; el pueblo siempre mantiene su protestas de vigilar y observar como se conduce el poder. Y por eso que el derecho de disentir, nunca se pierde, frente a gobiernos autoritarios o dictaduras disfrazadas de democracia.

 

La alegría en el sector empresarial, es grande. Perciben y sienten que el gobierno electo le pertenece. 

 

Lo anterior es peligroso. Esa parcialidad se puede constituirse en eje de graves conflictos sociales.