Categories
OPINIÓN

TRATADO MUNDIAL DE PANDEMIAS:  

LA GRAN MENTIRA. 

Por: Silvio Guerra Morales.  

 

Desde el día lunes 27 de mayo,  hasta el 1 de junio del  2024, se reunirán en Ginebra, Suiza, los 196 países miembros de la Organización Mundial de la Salud –OMS-, a efectos de participar en la Septuagésima  Séptima (77)  Asamblea  General  de la OMS.   Panamá, como Estado miembro participará,  a través de su Ministerio de Salud, su Ministro o su Viceministra y enviados especiales, cosa que no es de extrañar, pues en plena “pandemia del Covid/19”, no ocultaban, conforme a fotografías que ellos mismos daban a conocer, de las buenas relaciones con el señor Tedros Adhanom G., quien a la sazón no es ni médico, menos farmaceuta y tampoco biólogo o profesional de ciencia alguna afín a la medicina, pero que ampulosamente habla de salud y medicinas.  

Si bien es cierto  que , en su sitio oficial, la OMS anuncia y da a conocer  la supuesta agenda o punto del orden de cada día de sesiones, y no habiendo encontrado  nada concerniente  o referido al denominado tratado o acuerdo mundial anti pandemias o tratado pandémico, confieso, sin embargo, que  ese es el objetivo, pues el propio Tedros Adhanom G., así lo ha venido manifestando y expresando en sus apariciones públicas desde el año pasado.  Amén de que, según se conoce, a través de las redes sociales,  no han sido pocas las representaciones y delegaciones de países, generalmente de la sociedad civil,  de todo el mundo, que se oponen,  rotunda y enérgicamente, a dicho tratado universal de apoderamiento y dominio de la soberanía de las naciones.   

El instrumento, al cual se le han dado varios nombres: tratado, acuerdo, instrumento mundial, convenio, etc.,  está siendo negociado por las delegaciones de los 196 países miembros de la OMS, entre ellas la de Panamá.  La OMS, que se autodenomina ser  el organismo internacional más inclusivo y con más experiencia en el manejo de la salud de las personas, exige que  todos los países trabajen conjuntamente con ellos en cuestiones de salud cruciales y de alcance mundial, léase “pandemias”.  Sin embargo, resta en contra de la honorabilidad de la OMS el grave hecho de haberse prestado, con dolo y alevosía,  a la gran estafa y saqueo mundial que fue lo que significó la  “plandemia” del Covid.  

La OMS parte, a nuestro juicio, de una serie de premisas falsarias y equivocadas, totalmente erráticas y todo ello en  aras de darle validez y aceptación universal,  por parte de las naciones, a su instrumento mundial de control sanitario, siendo las más relevantes, las siguientes:  1.  Sostener que vivimos una pandemia real de Covid/19; 2. Que la población mundial está convencida que, efectivamente, se vivió una pandemia causada por un virus denominado Covid/19; 3. Que la población mundial sigue timorata y embobada creyéndole a la OMS el falsario  discurso  de que realmente vivimos una pandemia viral; 4. Que soslaya que, tras el reconocimiento de las Big Pharma, tanto Astrazéneca como la Pfizer, de que sus “vacunas” causan la muerte tras el advenimiento de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, amén de respiratorias y tantas otras, y a pesar de ello, que  la gente prefiere creerle a ellos, a la OMS; 5. Que el mundo no cree que las muertes por “repentinitis” no son tales ni causadas por estas “vacunas contra el Covid/19”, sino que, simplemente, las personas mueres porque mueren y punto, a pesar de ser personas muy saludables; 6. Otras.  

Es, en ese sentido, que la OMS apuesta a que la población no ha salido aún del pánico ni del terror inoculado a las personas y con el cuco del Covid/19 y, por otra parte,  que el mundo entero, los gobiernos, deben entregarle la soberanía de cada Estado o nación,  para que la OMS haga y deshaga, con nuestras poblaciones, lo que a bien se le venga en gana o se le ocurra, sin reparar el respeto a los derechos ni a las libertades naturales o civiles, menos a las garantías  constitucionales o convencionales.  Ese tratado persigue a diestra y a siniestra el violentar  el sistema de creencias de fe, de las instituciones cristianas, de la familia, de la patria potestad, etc.  

De allí que,  el único objetivo, el real y el verdadero,  de esa Asamblea de la OMS, como he indicado, la 77, no es otro que hacerse de las soberanía de las naciones, para controlar a cada una de ellas, instaurar un gobierno universal con el pretexto de que cuidan la salud, por igual, de  todos y que juntos combaten toda pandemia  que “atente o ataque la naturaleza humana, a las plantas  o a los animales”.   Puro cuento.  Engaños.  Mentiras. Y para lograrlo reformarán, sustancialmente, las normas del  Reglamento  Sanitario Internacional –RSI-, herramienta jurídica que deviene en el sustentáculo de la Constitución de la OMS. La OMS sostiene, en ese sentido, que la COVID-19 demostró que ningún gobierno ni institución puede hacer frente, por sí solo, a la amenaza de futuras pandemias y que por ello deben avalar, obedecer, este tratado anti pandemias.  Y añaden que,  en un  mundo en el que las enfermedades infecciosas van en aumento y los virus circulan a través de las fronteras,  resulta esencial una mejor preparación y una mayor resiliencia para luchar contra futuras amenazas mundiales para la salud.    Y esto lo dicen, sin reparo ni respeto   alguno, como si la población mundial aun no haya sido informada que todo fue un fraude, un embuste, un engaño, gestado y auspiciado  por una minoría económicamente poderosa y para lo cual se ha prestado la ONU y la OMS.  Esos son los llamados dueños del planeta. Un grupito. 

Puro cuento, cuando argumentan que los países de la Organización Mundial de la Salud (OMS) están trabajando, conjuntamente, en un nuevo instrumento mundial cuya finalidad es ofrecer una mejor protección a las personas, comunidades y países frente a futuras pandemias. No, no es así. Quienes están trabajando en ese plan son los poderosos  multimillonarios del planeta que se reúnen en Davos, en el Club Bilderberg (137 poderosos influyentes del planeta, los “menos visibles”)  y que se ocultan en el Deep State (Estado profundo)  y en una perversa masonería diabólica y satánica, entre otros.   La decisión final sobre la adopción del instrumento recaerá en los países miembros de la OMS. Una vez alcanzado un acuerdo, el instrumento será jurídicamente vinculante y se basará en la Constitución de la OMS.  Qué persiguen?.  Pues el gobierno mundial. El escenario del Anticristo. Gobierno Universal. ¡Dios bendiga a la Patria!.