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OPINIÓN

¡UNAS OLIMPIADAS OLÍMPICAS DE BLASFEMIA!

Por: Dr. Silvio Guerra M.  

 

Blasfemia y sacrilegio. Demoniaca burla a lo Santo y Celestial. Culto al satanismo y a la depravación. Absoluto irrespeto a lo puro y a lo sagrado. Reto al Todopoderoso. Al Señor nuestro Dios. Esos son los conceptos y las opiniones que se han dado alrededor del mundo y no otras, las que tiene toda la población universal que ha dejado saber y conocer su clara postura al respecto. Evangélicos, católicos, ortodoxos y heterodoxos, pero creyentes en Dios, el mundo cristiano, primeramente, pero también los hombres y mujeres buenos que creen en los principios morales de vida y de convivencia social, todos, hemos quedado impávidos. 

Asco y repugnancia, así ha sido calificada la grotesca y vulgar representación de la Santa Cena, por parte de quienes defendiendo los supuestos derechos, que dicen tener los del abecedario (LGTBQ), hicieron a través de la transmisión de los actos de inauguración de las Olimpiadas de París. 

Recuerdo que, luego de asistir al funeral de una concuñada, convoqué a la familia a un restaurante de la capital para tomar el almuerzo. Yo estaba de espaldas al televisor. Se estaba transmitiendo la Olimpiada de París, de los actos inaugurales y la presentación de las delegaciones. Serían como las 2 de la tarde del

pasado viernes, tal vez. De pronto, mi esposa y mis hijos, uno de mis cuñados y su esposa, emitieron palabras de horror. ¡Qué asco! dijo mi esposa. Mi cuñado dijo: “Por qué dañan una Olimpiada de esa manera!”

Mis hijos se enojaron. Expresaron absoluta incomodidad. Estaba el más pequeño entre ellos. Menor de edad. Y tuvo que ver esas tan vulgares y grotescas imágenes. Igual millones de niños, en el mundo entero, que junto a sus padres o en familia creían disfrutar de la inauguración de las Olimpiadas de París que arrancaron el día 26 de julio del 2024. Ante tantas exclamaciones, y yo muy preocupado por lo

que escuchaba, de mi propia familia, me volteo para ver qué sucedía. Horrorizado quedé también. Lo que vi afligió mi alma. Mi espíritu. Total. Quedé estupefacto. Absorto. En realidad, no podía creer lo que mis ojos veían. Se trataba de miembros de la LGTBQ haciendo una satánica réplica de la Santa Cena. Vulgar por más que diabólica. Irreverente e inconcebible. Inimaginable. Increíble. Y en medio de ellos, los pro LGTBQ y de los mismos demonios (Hablo de demonios reales que poseen a los seres humanos por quienes oramos), esos mismos que hablan de tener derechos, se encontraba una niña en supuesta representación de la inocencia, de toda benignidad y longanimidad.   

Líderes de opinión y del

Mundo Cristiano no han parado en censurar y criticar acremente a los organizadores de las olimpiadas. Sin duda alguna. Eso es lo correcto. Autoridades y organizadores del evento tuvieron conocimiento de todo. Lo autorizaron a sabiendas del desafío a Dios. Al Cristo de la Gloria. Al Señor Dios Bueno y Eterno. Y Dios, que todo lo ve , que todo lo observa, nos mira y Él es aborrecedor de tanta maldad y blasfemia. Creen ofender a Dios y humillar al Cristo de Poder. No. De ninguna manera. Destrucción y muerte espiritual es lo que cosechan -Así lo dice la Biblia-y tras la manera pecaminosa de cómo llevan sus vidas. Pues el justo designio de Dios se cumple. Desde los cielos manda Dios su respuesta. No es casualidad que todo París se quedara sin fluido

eléctrico . Sin luz. Sin energía eléctrica. Menos en la iglesia de Coeur/París. Todo ello, que se quedaron sin fluido eléctrico, sucedió el día sábado 27.  

Y hay más. No dejaron participar en las olimpiadas a un surfista porque su tabla tenía la imagen del Cristo de Corcovado/Brasil. Lo expulsaron. 

Jóvenes deportistas de todas las naciones, entre ellas Panamá, concurrieron a París/Francia, para probar sus habilidades deportivas y en las disciplinas que cultivan. Salieron llenos de ensueños e ideales de gloria. A perseguir metas deportivas. Y qué nefasto espectáculo se encontraron: Una cita con la depravación. Un espectáculo con lo irracional. Lo nefasto. Lo blasfemo. Una demostración propia del inframundo. Un show de reto a Dios. 

¿Se merecía el mundo este show concebido en la

misma mente de Satán? Desde luego que no. Detrás de todo ello, es claro que se mueven los líderes y poderes del nuevo orden (NOM). Quieren ellos borrar de todo el planeta los principios cristianos que dan vida a la cultura de Occidente y de todo el mundo. Se oponen al

Matrimonio de Dios. Se oponen a la inocencia de los niños. Corrompen a la jóvenes. . Siembran violencia y dolor. Destruyen almas y siembran muerte. Se oponen a la patria potestad. Exigen respeto, pero ellos no respetan. Demandan supuestos derechos pero ellos pisotean e ignoran los derechos de los demás. No hay respeto. No hay ética. No hay moral ni hay principio bueno ni de raíz de bondad en lo que hacen.  

César Vidal ha dicho que ojalá Rusia se convierta en la navaja que corte de una vez esta agenda 20/30 o los planes del supuesto nuevo orden que quiere anularnos como seres humanos que aceptamos y así lo entendemos, que Dios es nuestro Creador y Dios único Salvador de nuestras vidas. 

Pablo Muñoz Izturrieta, desde sus fecundas y enriquecedoras redes sociales, escuchado en toda América, fue uno de los primeros en censurar el espectáculo del mal. Ya abogados, ha dicho, del

Comité Olímpico en Ciudad de Los Ángeles, lo han amenazado con demandas. Izturrieta ha dicho que no les tiene miedo. Les ha respondido que tendrán que demandar a media humanidad. Yo diría que: “A más de media humanidad”. Sí, así mismo es: Somos y pertenecemos a esa más de media humanidad que cree en Jesucristo. En El Salvador del pecador. Al Redentor. Al que es el real y verdadero AMEN. 

Ellos, los del abecedario (LGTBQ) nos odian. Nos aborrecen. Mientras que nosotros, los del mundo cristiano, los del ejército de Dios, oramos por ellos

para que el poder del Evangelio les llegue y sean salvados.   

Los que fueron agudos observadores y así se ha divulgado, dan fe que abundaron en ese espectáculo la simbología demoniaca. Los signos del mal. Hicieron toda una fiesta del mal. Olvidan que Dios no puede ser burlado. Lo que el honre siembra eso mismo cosechará.  

Pido a mi gobierno que condene la atrocidad de esas perversas imágenes. Ruego que pidan disculpas a nuestra delegación deportiva. Debe empezar por hacerlo el Comité Olímpico Panameño. No los enviamos allá para presenciar la blasfemia. Aunque no sea nuestra culpa, sí debemos sentirnos inclinados a brindarles disculpas. Disculpas por el crimen al ojo, al alma, al corazón. Pedir perdón, sobre todo, a Dios. A Jesucristo. Rey del Universo. El

Que es el Alfa y la Omega. Principio y Fin de todas las cosas. Cometieron el

grave delito de Lessa Espirtualidad. Pidamos perdón al Espíritu Santo. Hoy, más que nunca, estamos advirtiendo que el

Señor no retarda su venida como algunos la tienen por tardanza.  

No. No es así. Ven pronto Señor Jesús. Sí ven Señor. Te esperamos. ¡Dios bendiga a la Patra!